Entérate sobre los mitos que debes dejar en el olvido para tener un abdomen envidiable
Conseguir un abdomen plano, con los conocidos y codiciados “cuadritos de chocolate” muchas veces se queda en un intento fallido y de seguro que el motivo principal es por alguna falsa creencia que no hemos corregido aún. Por esta razón, te concederemos oportunamente las respuestas a muchas de las dudas que nos surgen al momento de entrenar esta área.
Mito #1:
Al entrenar los abdominales es mejor concentrarse en sentir el esfuerzo.
Correcto. Más allá del dolor, el objetivo cuando hablamos de trabajo muscular es obtener una buena respuesta al estímulo dado, por lo que se recomienda hacer abdominales de calidad, que incluso importa mucho más que la cantidad.
Mito #2:
Mientras más repeticiones y ejercicios en máquinas mejor.
Falso. Para obtener resultados de esta clase de trabajo físico, es más eficaz la calidad que el número de repeticiones. Un buen entrenador debería indicarte que el movimiento debe ser lento y controlado, lo cual te ayudará a tener una mejor integración de la fuerza abdominal, con una mejor postura y rendimiento, que evitará dolores en la espalda.
Mito #3:
El uso de fajas, trajes plásticos y yeso para mejorar los abdominales proporciona beneficios.
Falso. El sudor es un mecanismo que regula la temperatura corporal, sin embargo esto no significa que al sudar se estén quemando más calorías. Cuando haces que sude esta zona de manera forzada, lo que realmente se pierde es agua y esta se recupera al ingerir agua o cualquier otro tipo de líquido, sobre todo las bebidas isotónicas, que se utilizan para reponer las sales minerales perdidas por la acción del calor. Adicionalmente, cabe destacar que este tipo de trajes confeccionados a base de yeso, dificulta la movilidad, limitando la capacidad funcional y comprometiendo sus movimientos.
Mito #4:
Lo mejor para eliminar el exceso de barriguita es hacer abdominales.
Falso. Los ejercicios de abdominales tonifican dicha musculatura, pero el tejido adiposo que se encuentra alrededor de ésta seguirá intacto. Lo más efectivo en este caso, es realizar una rutina que implique mucha actividad cardiovascular, más máquinas y pesas, integrada con una dieta hipocalórica.